Que es educación emprendedora?
La Educación Emprendedora busca desarrollar las capacidades, valores y actitudes de los estudiantes para lograr la capacidad de planificar e implementar proyectos de vida que puedan ser empresariales, el alumno debe fortalecer la autoconfianza, su creatividad, perseverancia y espíritu emprendedor.
Para la especialista, una educación emprendedora ayudará en el desarrollo personal del alumnado, permitiéndole tener mejores cualidades de comunicación, fortaleciendo su capacidad de generar buenas relaciones, de resolver problemas de organización. En la formación técnica además es imprescindible que se desarrollen competencias relacionadas a la gestión productiva, financiera, de marketing, de control de calidad, entre otros. En este contexto de crecimiento económico es necesario generar capacidades de emprendimiento en los estudiantes.
Que es
emprendimiento?
El emprendimiento es el proceso de diseñar, lanzar y administrar un nuevo negocio con el fin de generar ganancias, pero a su vez emprendimiento no solo se refiere a la creación de nuevas empresas y/o negocios. Hoy en día a su vez es entendida como una competencia que engloba un conjunto de habilidades y destrezas como son la creatividad, el liderazgo, el trabajo en equipo, la innovación, la toma de decisiones…; todas ellas demandadas en el ámbito personal, social y profesional.
Como se define a un
emprendedor?
Un emprendedor ha sido definido como "una persona que organiza y administra una empresa, usualmente con un riesgo considerable". En vez de trabajar como empleado, un emprendedor administra un pequeño negocio y asume todo el riesgo y la recompensa de su negocio. El emprendedor es comúnmente visto como un líder de negocios y como un innovador.
Que es Liderazgo?
El
liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que una persona
tiene para influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo de
trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el
logro de sus metas y objetivos. El liderazgo no entraña una distribución
desigual del poder, porque los miembros del grupo no carecen de poder, sino que
dan forma a las actividades del grupo de distintas maneras.
Habilidades en un
líder
Comunicación
verbal: una persona con fuerte liderazgo es capaz de saber informar y comunicar
lo que quiere a su equipo.
Escuchar:
la habilidad de escuchar permite al líder entender los problemas de las
personas de su entorno, anticiparse a sus dudas y responder sus preguntas.
Persuadir:
las personas de buen liderazgo no piden a sus seguidores que simplemente sigan
sus órdenes en forma ciega o vehemente. Primero los convencen que algo es bueno
y se debe hacer.
Usar
el pensamiento crítico: sobre todo para tomar decisiones y resolver problemas.
Los buenos líderes miden las acciones y posibles soluciones de acuerdo a sus
costos y beneficios.
Delegar
trabajo: incluso si tienen todo el conocimiento práctico para cada tarea, lo
cual es poco probable, las personas de fuerte liderazgo saben que es más
productivo asignar trabajo a aquellos que pueden hacerlo igual de bien o mejor.
Organizar:
los líderes fuertes tienen la habilidad de ordenar sus tareas y las del resto
para hacer un trabajo eficiente.
Asumir
la responsabilidad: los de fuerte liderazgo no solo asumen sus propios actos,
sino los de su equipo. No culpan a otros por sus propios errores, y comparten
los errores de otros.
Perseverar:
No importa cuán difícil se pongan las cosas y cuán frecuente sus planes no
resultan como esperaban, los buenos líderes son tenaces y logran alcanzar sus
objetivos.
Adaptarse
al cambio: Cuando las cosas no salen como se espera, la flexibilidad es clave.
Las personas de fuerte liderazgo ajustan su plan a la coyuntura, mueven a su
equipo y tienen más opciones de alcanzar el éxito.
Construir
relaciones: Los buenos líderes desarrollan buenas relaciones de trabajo con su
equipo y sus jefes o gerentes.
Respetar:
Las persona de fuerte liderazgo no miran por encima del hombro a su personal a
cargo; al contrario, muestran respeto hacia ellos.
Ayudar:
Los buenos líderes siempre dan una mano al que la necesita, sobre todo cuando
se trata de alcanzar objetivos de trabajo.
Manejar
las crisis: los de buen liderazgo responden rápida y efectivamente cuando los
problemas aparecen.